Elida Román: “Ese cuadro no va, porque
no le hace ningún bien al museo, ni al pintor”
Ya
casi está de moda que una pintura cause polémica, generando en algunos casos,
un trastorno en las personas con criterios prejuiciosos y arraigados, o que
atente contra credos religiosos, y sociales; a tal punto de alimentar ciertas
censuras acomodaticias.
Esta
vez le tocó el turno al pintor expresionista Enrique Polanco, que luego de
donar un cuadro valorizado en cincuenta mil dólares al Museo de Arte de San
Marcos, se encontró con la infausta sorpresa de que su obra había sido vetada
por la curadora del museo, la señora Elida Román.
De
esa forma, la pintura de Polanco quedaría impedida de pertenecer a la Colección
de Arte Moderno y Contemporáneo del Museo en mención.
A
continuación, una breve cronología de lo acontecido en el circuito artístico
limeño: El 10 de mayo del 2012 se inauguró en la sala Luis Miró Quesada Garland
de la municipalidad de Miraflores, la exposición “Yo no me río de la muerte” en
homenaje al poeta desparecido Javier Heraud. En esa ocasión, entre los ocho
artistas incluidos en la colectiva, Polanco participó con un díptico de gran
formato cuyo título “Canto Coral ante la
tumba de Javier Heraud”, ( en él se observan las etapas del poeta, y las
imágenes de los revolucionarios cubanos Camilo Cien Fuegos, el Che Guevara,
Fidel Castro, y el modernista José Martí ) que había pintado para dicho
homenaje, pero a los pocos días de la exposición, cierto público miraflorino
protestó de dicha obra, aduciendo que se rendía un injustificado tributo, a un
terrorista.
Al poco
tiempo, el 17 de julio del mismo año, se inauguró en la misma galería la
exposición “Vigilar y Castigar”, en un afán de protestar contra la censura que
habían sufrido algunas obras de arte en las últimas dos décadas. Precisamente,
allí mismo se expuso un cuadro de Polanco, titulado “Curas” en el que se puede
ver a un cardenal Juan Luis Cipriani al mando de una turba de sacerdotes; y una
vez más, las religiosas miraflorinas pegaron el grito en el cielo, y la cabeza
de Lucho Lama, director de la galería en esas épocas, ya estaba prácticamente
pedida; y no fue, sino hasta el mes de octubre, también del mismo año, que se
inaugura la individual de la escultora Cristina Planas (titulada “Así sea”), tildada
de sacrílega por los grupos de católicos; y Lama fue expectorado del cargo, de
parte del alcalde Jorge Muñoz que no soportó la presión del clero, y el
conservadurismo de los vecinos.
Pero
vayamos al caso Polanco: en dialogo con
Lima gris, el artista afirmó que el año pasado, el director del Museo de Arte
de san Marcos, el señor Germán Carnero Roqué, le manifestó que el museo a su
cargo necesitaba una obra como el díptico “Canto Coral ante la tumba de Javier
Heraud” por tratarse de una pintura simbólica para la San Marcos, que en su
tiempo había albergado al poeta en sus claustros; y fue así, que se la pidió en
donación; pero Polanco en un principio, dado el cariño personal que le tiene a
su trabajo, hizo caso omiso; además, ya había donado anteriormente una obra al
mismo museo. Pero, la tenacidad de Carnero no se dejó esperar, y ante tanta
insistencia, creo sus frutos. Polanco había aceptado, y decidió donar su
díptico, con la única condición de que sea considerado en la exposición
permanente de la Colección de Arte Moderno y Contemporáneo del museo; ya que
éste actualmente cuenta también con las colecciones: de Arte Popular, de
Retratos, y la Colección del Archivo de Pintura Campesina.
De
esa forma, a fines del mes de agosto el cuadro fue trasladado hasta las
instalaciones del museo, y así todos quedaron contentos, y solo había que aguardar
hasta su próxima colocación en la exposición permanente. Pero al parecer, algo
andaba mal, y como cosa del destino, Polanco se encontró la semana pasada con
Germán Carnero en una exposición en la Fundación Euroidiomas, y éste no tuvo
más remedio que comunicarle que su díptico no iba más en la exposición
permanente del museo, porque había sido vetado nada menos que por la curadora Elida
Román, y ante el inmediato reclamo del artista, Carnero confesó que las
palabras textuales de la crítica argentina radicada en nuestro país desde hace
varias décadas, fueron: ---Ese cuadro no
va, porque no le hace ningún bien al
museo, ni al pintor--- en otras
palabras, el cuadro nunca logró, ni lograría ser expuesto.
Nosotros
nos preguntamos ¿con qué criterios se veta una obra de arte que representa a un
personaje de la cultura peruana? Y peor aún ¿Acaso el director de un museo no
es el que decide el destino de una donación artística? ¿Tiene más poder de
decisión un subordinado (curador) frente a su jefe, el director? Por otro lado,
la señora Elida Román no figura en el directorio del CCSM ¿Cómo es que tiene
poder de decisión, en esa institución? Y ¿Si Polanco no se hubiese encontrado
casualmente con Carnero en un evento, éste le habría comunicado la decisión?
Lo
cierto es que Germán Carnero, correteó a Polanco durante meses para persuadirlo
de que done su pintura, asegurándole que ésta permanecería en la citada
colección permanente; y que el museo San Marcos necesitaba tener y mostrar una
obra emblemática en memoria de Javier Heraud; pero por razones extrañas de
intromisión de competencias, el cuadro probablemente iba a correr el riesgo de
confinarse en los almacenes del museo. Pero, afortunadamente, desde hace unos días, dicha
obra ya se encuentra en el taller de su autor.
Es
cierto que el arte no debe subordinarse ante criterios políticos, ni religiosos,
pero el hecho es que aún subsisten las vacas
sagradas que detentan sus poderes implícitos, pero finalmente poderes, que
únicamente distorsionan las verdaderas miradas artísticas, y humanistas de los
que apuestan por el arte.
A
continuación, algunas impresiones de Enrique Polanco sobre el particular
Cuando terminas una pintura ¿Cuál es tu
objetivo primordial?
Mi
objetivo primordial es que mi trabajo siempre termine colgado en una pared que
no sea solo tu propio taller, y desde luego, que también sea vista por todo el público
que sea posible.
En lo personal ¿Qué representa para ti, el
díptico “Canto Coral ante la tumba de Javier Heraud?
Mucho.
Ese es un cuadro que yo realicé hace como dos años, y luego tuve la invitación
de Lucho Lama que en esa época era el director de la Galería Luis Miró Quesada
Garland, porque se hizo una muestra en homenaje a Javier Heraud, y la verdad,
fue un cuadro que me demandó muchísimo esfuerzo, con cuatro meses de trabajo
intenso, y por eso, le tengo mucho aprecio, y me quedé con él; pero luego, ante
las insistencias del director del Museo de Arte de San Marcos, que siempre me
decía que mi cuadro tenía que estar sí o sí, en el museo, ya que significaba el
retorno de Javier Heraud a San Marcos, una casa que tanto amó, yo lo pensé,
porque ellos ya tienen una obra mía, que les doné; pero ante la insistencia,
más pudieron los argumentos de Carnero, y los consideré aceptables, y así,
decidí donarlo a San Marcos.
¿Qué opinión te merece la labor de los
curadores aquí en Lima?
En
realidad, no tengo una buena opinión, porque como vi en un artículo de Lucho
Lama, el año pasado, al hacer un balance sobre las mejores exposiciones del
año; hablaba que, dos buenas y exitosas muestras (las de Tola, y Polanco)
simplemente no habían tenido curador. Entonces, quiere decir que los curadores,
son absolutamente prescindibles.
¿Por lo tanto, no le hacen un bien al
arte en sí?
Creo
que ahora no. Porque Con el poder que últimamente están obteniendo, y que es
cada día más grande, no le hacen un bien al arte, porque al final, terminan
primando sus concepciones estéticas, y punto. Ellos, entonces, lo que no
comprenden, lo vetan.
¿Entonces un curador actualmente tiene
más poder que un director y/o promotor de museo, o galería?
Bueno,
lo que me acaba de pasar hace muy poco, prueba lo que me estás preguntando,
porque está visto que la curadora del Museo de San Marcos tiene más poder que
el propio director.
¿Y cómo han sido tus tratos, o contactos
con la señora Elida Román anteriormente?
Sin
ningún problema, aunque algo distantes, pero muy amables siempre, porque
siempre le he tenido mucho respeto, y ella ha escrito muchas veces,
refiriéndose bien a mi trabajo. Pero eso no hace que yo me inhiba, y eleve mi
voz de protesta ante algo que considero injusto, y a mi evolución como artista
y pintor de casi cuarenta años, y a la calidad que he logrado conseguir gracias
a mucho esfuerzo y trabajo, y a que nunca se me haya explicado ¿por qué se me
veta un cuadro que no tenía un verdadero motivo artístico para hacerse?
Por último, ¿Qué actitud o cualidad les
faltaría a los directores, o promotores de Galerías y museos?
Yo
creo que, muy encima de los curadores están ellos, los directores que son los
que tienen que tomar las decisiones; y en lo particular, con lo que hoy me está
tocando vivir, pienso que Germán Carnero debió haberla luchado más para defender
lo que él mismo defendía antes, al reconocer y pedirme esta pintura, y no
lavarse las manos, y echarle la culpa a la señora Román. Entonces, yo antes de
la donación contemplé dos clausulas pensando, que quizás algo podría pasarle al
cuadro, y de repente acabaría guardado en un sótano, y yo interpreto que ella
ha vetado mi cuadro porque lo debe considerar de mala calidad, como ella misma
lo dice, según Carnero: Ese cuadro no le hace ningún bien al museo, ni al
pintor”, y ante eso, simplemente, solicité que se me devuelva mi obra, porque
yo hubiera comprendido, el hecho de que no la expongan en una, que otra
muestra, pero solo puedo pensar que, mientras la señora Román esté en ese museo,
mi cuadro estará confinado a honguearse en los sótanos del museo de San Marcos.