“Yo
empecé a no tener ilusión, y me dije: ésta no es la España que yo quiero para
mí”
David Villanueva es un joven actor sevillano que se vio obligado a probar suerte en nuestro país por razones obvias. Felizmente, esa suerte ha sabido mantenerlo a flote en una que otra producción, durante el año que lleva en Perú.
Precisamente, este año la
directora Myriam Reátegui, vuelve a dirigir por 11vo año el drama romántico más
representativo del teatro del Siglo de Oro español, Don Juan Tenorio, del
dramaturgo español José Zorrilla. La nueva puesta teatral se presenta una vez
más en el majestuoso museo histórico Cementerio Presbítero Maestro; y cuenta esta vez en el papel del romántico y protagónico villano con David Villanueva,
quien en esta entrevista, nos da sus impresiones sobre el arte, el teatro, su
rol de Don Juan, y sus perspectivas personales hacia futuro.
¿Cómo
fue tu niñez, quien te inculcó el arte y la cultura?
Yo nací en Sevilla, mi padre
es médico, y mi madre es ama de casa. El amor por el arte y la actuación fue llegando
poco a poco, a raíz de la imitación; mi primera imitación fue a los seis años,
y allí fui dándome cuenta que tenía esa habilidad de poder imitar voces de
famosos. Yo iba creciendo, y en un momento de mi vida, a los 19 años, estudié
dos años de realización. La manera de pagarme los estudios en esa escuela, fue
como una especie de canje, y me dijeron: Vas a entrar a una productora que está
asociada a nuestra escuela, y la forma de retribuirte es que solo nos pagues la
mitad del siguiente curso.
Y
accediste
Por supuesto que accedí,
porque era la primera vez que iba a poder trabajar en televisión pública
haciendo lo que me gusta. Y así empecé trabajando en radio imitando. Pero yo
notaba que algo me faltaba, y evidentemente era la manera de crear.
¿Entonces,
qué personajes imitabas?
De todo tipo, lo hacía en
voces y fisonomía, y me caracterizaba físicamente, tratando de imitar la voz fielmente. Tenía un
registro de más de 70 personajes conocidos. No sé cómo surgió el hecho de hacer
reír a los demás, y estar delante de un público. Todo fue de una manera casual.
¿Tu
padre se mostró reacio ante tus aspiraciones?
Digamos que los míos no
fueron esos típicos padres que te dicen: --Tú no puedes hacer esto— Al
principio, me propuso que siguiera la misma carrera de él, pero cuando llegó el
momento que me vio dentro del escenario, confió en mí.
¿Y
te seguiste formando?
Sí. Decidí seguir formación
actoral, y entonces estudié en la Escuela de Música de Sevilla. Allí conocí
profesores maravillosos que me dieron mis primeras enseñanzas. Luego decidí
irme de Sevilla, y llegué a Madrid, a la escuela de William Layton, proveniente
del Actors Studio, ahí también aprendí muchas cosas.
¿Fue
difícil estar en Madrid solo?
Claro que sí. Sobre todo en
los últimos años; pero cuando uno tiene un por qué, encuentra el cómo Por eso
me daba el lujo de comer pastas todo el día, y me decían el niño de la pasta,
porque iba a las clases con mi taper
de pasta.
¿Cuántos
años de formación allí?
Fueron tres años de formación,
y aprendí muchísimo, leí un libro escrito por Layton, que se llama el trampolín del actor, que también me
sirvió para mis principios actorales se anclaron. De esa forma, y como un método
más, me sirvió para ver qué tipo de actor quería ser. Ellos trabajan mucho con
la verdad del actor en escena, sin nada de clichés, sin nada anticipado,
simplemente con el aquí y ahora.
¿Cómo
conociste al actor peruano Cristhian Esquivel?
Justamente, cuando la
situación en España estaba más compleja, y precisamente, por un desamor tuve
que dejar un treinta de diciembre mi departamento que compartía con mi
ex-pareja. Y en la búsqueda de otro departamento, coincidí con un periodista
peruano que radica allí desde hace doce años, Ahí nos fue bien, y luego, me habló
del pisco y de Perú, fue entonces, quien me presentó a Cristhian Esquivel con
el cual tuve la oportunidad de grabar mi primera película, en una pequeña
participación, y luego nos tomamos una cerveza y unas tapas de jamón en los
premios de la Unión de Actores, y allí me preguntó por qué no probaba en Lima,
porque ya le había comentado sobre la mala situación en España.
¿Y
Qué recuerdas de la actual crisis de tu país?
La crisis golpeó muy fuerte
a toda la familia. Yo nunca había visto a España como está ahora; nunca había
visto familias de bien buscando
comida en la basura. Cuando la gente salía del supermercado, simplemente
esperaba que cierren el establecimiento, para luego recoger la fruta que
sobraba y que estaba en mal estado. También vi que empezaban a cerrar teatros
importantes, entonces, yo empecé a no tener ilusión, y me dije: ésta no es la
España que yo quiero para mí.
Pero
tuviste la suerte de seguir trabajando
Yo desde el 2008 sin ser un
actor con bastante experiencia, trabajé muchísimo, hice anuncios para Coca
Cola, estuve de protagonista en algunos roles; y luego tuve que trabajar para
sostenerme, y también tenía clases de teatro para no perder el ritmo, y hacia
obras de teatro por las tardes, y aparte, trabajaba en una empresa de televisión
deportiva. Ese fue el último año para ahorrar, porque ya sabía que me tenía que
ir, no sé adónde, pero tenía que salir. Y cuando estuve en un programa nacional
como conductor, ahí conocí a Cristhian, que me dijo: me voy a hacer una obra
que se llama CAOS, vente conmigo, tienes un perfil que en
algunos rubros te puede ir bien. Fue así
que llegué a Lima un 28 de julio en las fiestas patrias, y a los pocos días,
por suerte, coincidí con el 17 Festival de Cine de Lima.
¿Qué
sabias del Perú?
Yo no sabía a nivel
artístico qué es lo que había en Lima, porque allá no llega nada de eso. Sabía
que hay un país que se llama Perú, y Lima su capital, porque existe un dicho
muy conocido en España, cuando te vas a un sitio muy lejano te dicen: “Te vas
hacia Lima”; eso lo he escuchado desde pequeño. Y la verdad, no conocía la
cultura peruana.
Al
poco tiempo de haber arribado al país, te surgió una propuesta para televisión que
no tenía nada que ver con el arte dramático. Hablo del reality Esto es guerra.
A las dos semanas de estar
en Lima hice un casting con un director Manuel Alva, en un canal que se iba a
llamar J, para un programa de dos policías que iban a detener a la gente que
viste mal, y a mí me pareció gracioso y divertido, incluso, ya tenía en la
cabeza qué tipo de estilo le iba a dar; y a los dos días me llamaron, y me
dijeron que estaba seleccionado. Y justo en ese casting conocí a Fiorella Chirichigno,
una modelo compañera, y me dijo que mi perfil encajaba con un programa televisivo que se llama Esto es
guerra, y luego de explicarme como era este reality
de competencias, yo dije gracias, no va conmigo, porque está en las antípodas
de mis principios artísticos y morales, pero algo me dijo que le reciba su
teléfono, y entonces compartimos números. Acababa de llegar y no podía darme el
lujo de cerrarme puertas desde la primera. Al parecer ella le dio mi teléfono
al productor general del programa, porque me llamó esa misma noche, y me dijo: queremos verte ahora mismo; dije
ok, luego, me vestí, llegué, y me dijeron: quítate la camiseta y afeitate que
queremos verte. Después de unos días, me llamó la productora y me dijo que ya
estaba adentro. Y la verdad, me sentí alegre porque necesitaba el dinero.
En
ese reality casi es costumbre ver
ligar a los chicos con las chicas. En tu caso, mantuviste un perfil discreto, y
no te involucraste con nadie.
No lo haría. Pues, si yo me
enamoro de alguien allí, es como si te enamoras de la compañera de tu oficina.
En mi caso, yo evité escándalos, discusiones, y sobre todo, los amoríos.
Al
parecer la producción es la que encomienda esos enamoramientos para el rating.
Ahí hay un manejo de
distintas maneras. Muchas veces es verdad, y otras, no lo es tanto.
Al
parecer, has dado el salto, en tus aspiraciones actorales. Se viene una
soberbia obra universal en Lima, Don Juan Tenorio. ¿Cómo te convocan para el protagónico?
Eso tiene que ver una vez
más con Cristhian Esquivel, que es como un ángel de la guardia para mí. Un buen
día luego de ver la obra CAOS de Rebeca Ráez, la misma en que él actuó, luego
de una función, me quedé conversando con los actores, y creo que tuve afinidad
con Rebeca, y también creo que le quedó claro que soy actor.
¿Y
cómo fue la llamada?
Yo acabé mi participación en
el programa Calle 7, y a los pocos días me enviaron un inbox por el Facebook en
el que decía: --David queremos que seas Don Juan Tenorio-- y al leerlo, tardé
dos segundos para pensar, otro segundo en asimilar, y otro para contestar,
porque es como que me hubieran ofrecido un Hamlet. Y me daría igual que me lo
ofrezcan en Zimbabue como en otro país. Hamlet es Hamlet, y Don Juan Tenorio
siempre será Don Juan Tenorio aquí, y en cualquier lugar del mundo.
¿Te
hizo feliz esa convocatoria?
Ha sido el momento más feliz
que he sentido desde que llegué a Lima. Te das cuenta que es tu verdadero oxígeno,
y hace que cruces charcos, y superes
malos momentos emocionales, sinceramente, es mi verdadero amor y pasión.
¿Qué
te parece el Cementerio Presbítero Maestro?
Me parece que muchos actores
pagarían por vivir una experiencia actoral ahí; porque tú puedes actuar en un
teatro con decorado, y me parece maravilloso; pero actuar en ese lugar con una
sensación hiperrealista en una obra que sí habla de la muerte, y con la propia
muerte que está constantemente pegada a tu hombro, me parece una sensación
maravillosa.
¿Cuál
es la sensación que te puede dar un público en vivo a diferencia del cine?
La sensación es como un
orgasmo, es como algo sexual. Cuando tú te subes al escenario, te sientes
gigante, y consideras que tu vida tiene un porque, porque en ese momento tú
eres el que decide, y sientes el control y la energía, y puedes manipular las
sensaciones del público. Realmente, eso es lo que engancha en el teatro.
Luego
de haber inaugurado la obra en Lima ¿podrás considerar que no has llegado aquí en
vano?
Por supuesto, sin duda. Le he dado muchísimas horas de ensayo, y ahora en plena puesta, cada día disfruto más.
La
puesta de Don Juan Tenorio dura solo unos días. Una vez que concluyas ahí ¿Qué
decidirías si te llaman otra vez para otra temporada de un reality como Esto es guerra?
Yo no necesito ser
millonario, ni tener grandes lujos para ser feliz, y mientras yo pueda
mantenerme, pagar mi departamento, comer, y de vez en cuando ir a tomarme unos
piscos sours por ahí, es suficiente. Es cierto que tengo que avanzar, y todas
las personas necesitamos tener nuestros ahorros, y económicamente tener una
vida holgada para poder llegar a fin de mes.
¿Entonces
aceptarías?
Mira, estar ahí es un arma
de doble filo con la que te cortas, y puedes pisar el palito en cualquier
momento, pero también está en uno pisarlo. Lo que pasa es que cuando ingresas a
ese programa y te ofrecen ganar miles de dólares al mes… y ¿quién gana esa
cantidad en España ahora? Nadie.
¿Qué
opinas de la cultura?
A mí me gustaría que el
Estado invierta más en educación y cultura, y que haya más programas de ficción
y cultura. La cultura es imprescindible.
Se
dice que los chicos lindos son “calabacitos”, que no tienen nada en la cabeza.
Quienes dicen eso creo que
son tan ignorantes como los demás, porque no se puede juzgar a una persona por
su físico. A mí no me pueden decir que una persona no agraciada físicamente, va
a ser más inteligente, o mejor actor, o mejor médico. Eso no tiene nada que
ver, todo va por dentro. Los griegos eran los tipos que más cultivaban el conocimiento,
y eran los que más cuidaban su cuerpo, pues, buscaban la armonía tanto mental
como física.
¿Qué
te ha llamado más la atención de nuestra cultura viva?
Me llamó mucho la atención
la gran cultura musical que hay aquí. Cuando vi la película Sigo siendo de Javier Corcuera, me
emocioné mucho porque me di cuenta que en el Perú existe un abanico tan inmenso
a nivel cultural-musical, desde el zapateo afroperuano, y los cantos de la
selva. Eso por un lado, y otra cosa que me impresionó, es la gente de la calle
que sabe mucho, sin quizás haber ido a la escuela; los taxistas, por ejemplo.
Me acuerdo una vez, que a un taxista lo tomé y creo que le dije que necesito irme
a Neoplásticas, y él me corrigió y me dijo: no señor, se dice neoplásicas, y
luego en el trayecto, me dio una charla sobre lenguaje. En la trayectoria de mi
vida, Lima siempre estará marcada con letras grandes.
¿Piensas
ser padre en algún momento?
Me gustaría cuando llegue la
mujer, porque no todas las personas que están a tu lado, comprenden tu
profesión.
¿Y
eres un Don Juan en la vida real?
No. No me considero un Don
Juan. Quizás al principio, como a los 25 años, no te digo que no, porque a esa
edad las hormonas hablan por ti.
¿Cómo
te ves de acá, a unos años, en el ámbito profesional?
Me gustaría verme
triunfando, haciendo películas, y que la
gente me reconozca por la calle, por lo profesional que he llegado a ser como
actor; y luego poder compartir esos éxitos con mi familia.
¿En
Perú?
Dónde sea. Perú, Estados
Unidos, España. Pero si es en Perú sería maravilloso.
El
dato:
Obra
de teatro: Don Juan Tenorio,
Dirección:
Myriam Reátegui
Lugar:
Museo Cementerio Presbítero Maestro
Fechas:
Desde el 29 de octubre hasta el 9 de noviembre,
Horario:
19.30
Venta
de entradas: Teleticket.