Guadalupe Nettel |
“No
creo en la felicidad estable y verdadera, solo son momentos de gracia”
Ella empezó a escribir desde
muy niña, mientras las compañeras de la escuela la molestaban. Casi todos sus
personajes están en primera persona, porque de pronto, le inyectan vida, y si
se trata de cuentos, le encanta utilizar expresiones mexicanas, en un mero
lenguaje coloquial.
Su
escritura va más allá de lo que podemos vislumbrar, ella nos conduce a esas
instancias escondidas de la que nadie quiere hablar. Página, tras página, nos
invita a maldecir nuestras carencias existenciales, pero también a reflexionar,
como un ejercicio obligado para encontrar la puerta de escape, esa que siempre
la buscamos cuando nos asfixiamos.
Ganadora
del Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero 2013 con su libro
de cuentos “El matrimonio de los peces rojos”, y finalista del premio Herralde
por su novela “El huésped”, Guadalupe Nettel (México 1973) que ha publicado
otros títulos, editados en su mayoría por la editorial Anagrama de España, estuvo de paso por Lima como invitada del Festival de la Palabra; y en una conversa
amena con la periodista Clara Elvira Ospina, dio sus puntos de vista sobre algunos temas que
se viven, tanto en la cotidianidad, como en la literatura.
La
tecnología y el mundo virtual le aterran sobremanera. Ella reconoce que no es
muy buena para el internet, y que para escribir prefiere a veces, hacerlo con
pluma y papel, ya que la pantalla del ordenador le juega una ingrata batalla a
su sensible vista. Además, los Smartphones la perjudican a diario en sus
relaciones con las personas, porque no puede entender que cuando va un
restorán, ve a mucha gente conectada a esos aparatitos chateando y conversando
con otros, que no son precisamente los que ahí les acompañan.
Clara
Elvira Ospina abordó los temas y personajes que conforman “El matrimonio de los
peces rojos” (Editorial páginas de espuma 2013)
–Es un bestiario porque allí están
los animales— opinó la periodista.
Nettel
respondió que se impresionaba, de cómo los seres humanos muchas veces se hacen
embrollos innecesarios con asuntos netamente naturales; a diferencia de los
animales. ---Nosotros nos sentimos
orgullosos de ser superiores a ellos, sin embargo, nuestros grandes dramas son
el nacimiento, y la muerte, y a veces somos incapaces para afrontar algunos
problemas, pero para ellos eso es lo más sencillo y natural, y saben cómo manejarlo--- De ese primer cuento, que
por cierto, lleva el título de la publicación , por ejemplo, explicó que existe
un paralelo entre el deseo de los personajes de no tolerar la convivencia en
pareja, con la singular especie de los peces beta, que prefieren la soledad, antes
de compartir su espacio o territorio con otro similar.
La
Ospina habló del siguiente cuento “Guerra en los basureros” por hacérsele impensable
poner como protagonistas a las despreciables cucarachas, a diferencia de la
escritora, que le pareció sumamente interesante la historia de los antepasados
de esos blatodeos, que provienen de los milenarios petrolites. Precisamente, ella
supo convivir con tales bichos durante mucho tiempo en Barcelona, porque sus edificios
están plagados de ellos, aunque a los barceloneses no les guste hablar mucho de
aquellos insectos (la mayoría afirma que las cucarachas llegaron en grandes
barcos desde América) y así, tuvo que traerse desde México ácido fólico para
poder combatirlas, porque llegó al convencimiento de que los verdaderos
intrusos del piso fueron ella, y su marido.
Guadalupe Nettel y Clara Elvira Ospina |
Al
tocar el tema de las mujeres, Ospina comentó que hay movimientos activistas que
deciden sobre sus propios cuerpos y que acceden al aborto. En ese sentido,
Nettel reconoció que está a favor que se permita el aborto, en el caso que
venga un niño con malformaciones.
En
referencia al cuento “Hongos”, que habla de la tormentosa relación de dos
músicos, y amantes; afirmó: --En el
enamoramiento nosotros estamos dispuestos a perderlo todo por estar al lado del
otro, es como los hongos, que se hacen difíciles sacarlos de una uña---
Aunque,
reconoció que no sabe hacer otra cosa que escribir, actualmente redacta una
columna en un medio mexicano sobre lo que acontece en el DF; y además, opinó que
la labor de un traductor es sumamente ingrata, porque si lo haces bien, es el
crédito para el autor, y si lo haces mal, entonces es culpa del traductor, a
esto se suma que tampoco les pagan bien.
Confesó además, que es una maniática,
porque cuando tiene entre sus manos su reciente libro impreso, lo lee
nuevamente y a fondo, con la pluma roja lista para corregir nuevamente, y así contribuir
para mejorar la siguiente edición.
Finalmente,
la Ospina abordó el típico asunto de la felicidad, pidiendo su opinión al
respecto; y la respuesta de Guadalupe Nettel fue más que contundente: ---Yo quisiera realmente creer en la felicidad,
pero no creo en la felicidad estable y verdadera, solo son momentos de
gracia---
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